Mi parcela en el espacio

Este rinconcito será mi oásis y vendré en mis ratos de recreo.

lunes, 22 de enero de 2018

PALABRAS DE ALEGRÍA #36


Dice un proverbio oriental que «quien anda con suavidad, llega lejos».
A todos nos ha pasado. Caminamos por el campo o por la ciudad, disfrutando de un paseo, cuando se nos cuela una piedra en el zapato; y es un fastidio.
También a lo largo de nuestra vida se nos van colando piedras en el calzado que llegan a dañarnos si no ponemos remedio.
Muchas veces las desplazamos a un lado, donde molestan menos, en lugar de descalzarnos y devolver la piedra al camino.
Los motivos son diversos: por pereza, por las prisas o para atajar el camino. Pero, finalmente, aquella piedrecita que se ha colado en nuestra vida, y que resulta molesta al principio, acaba siendo una compañera de viaje a la que nos acostumbramos, e incluso llegamos a cogerle cariño.
A veces son varias piedras las que nos dejan los pies llenos de llagas y nos impiden pasear por la vida con la tranquilidad de aquel que camina con zapatillas limpias.
También cargamos con ellas en la mochila, como en el aforismo de nuestro buen amigo, el escritor, humanista y editor Jordi Nadal.
Existen varios tipos de piedras:
• PIEDRAS DE LA MENTE. Son los prejuicios o las ideas preconcebidas sobre el mundo o sobre nosotros mismos. Esta carga no nos deja disfrutar de todas las oportunidades de aprender o de vivir experiencias reveladoras.
• PIEDRAS DEL CORAZÓN. Amistades o relaciones no deseadas o tóxicas, piedras que nos hunden a las profundidades. Debemos evitar a esas personas que nos limitan o nos infunden pesimismo, mal humor o tristeza.
• PIEDRAS PESADAS. En nuestras estanterías siempre hay objetos que fueron fruto de un deseo fugaz, pero que no llegamos a usar. Estos deseos pesan sobre la salud económica, siendo la causa de muchos endeudamientos.
• PIEDRAS COTIDIANAS. Se presentan en forma de pereza o resignación. Estas piedras apenas se perciben, pero se vuelven cada vez más peligrosas a medida que pasa el tiempo, como una bola de nieve rodando montaña abajo.
Para andar por la vida con comodidad es necesario descalzarnos de vez en cuando y vaciar nuestra mochila. El resto es un camino de alegría.
Abrazos ligeros,
Francesc & Alex Rovira

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